La clase del
martes 1 de octubre me pareció una de las más interesantes que habíamos tenido
hasta el momento. Toda la clase se basó en dinámicas súper interesantes y que,
como ya hemos hablado en otras entradas, a esa hora a la que tenemos la clase
nos hace que espabilemos y que nos pongamos en situación. Por esa parte
agradezco muchísimo estas dinámicas porque es algo diferente que hacer a las 8
y media de la mañana, en lugar de estar todos sentados, dormidísimos y
escuchando algo de teoría.
La clase comenzó
con el juego de pasarnos cada dos personas el ‘’Tip’’.
-
Esto es un tip.
-
¿Un qué?
-
Un tip.
-
¡¿UN QUÉ?!
-
¡UN TIP!
-
Aaaahhh, un tip.
-
Claro, un tip.
Y así igual, pero
con el ‘’Tap’’. La verdad que esta dinámica me encantó. Me pareció super
original y super gracioso como cada una de nosotras le poníamos un tono
diferente, o interactuábamos con la otra persona como si lo que estuviésemos
diciendo tuviese todo el sentido del mundo, aunque en realidad no lo tenía. Me
gusta porque después de cada dinámica se acaba creando un clima muy guay y
estamos todos muy a gusto.
El siguiente
ejercicio que pasamos a hacer creo que nos calmó a toda la clase puesto que teníamos
que ponernos por parejas, y con la mano, una le daba indicaciones a la otra
para que moviese con la cabeza y siguiese a la mano, por decirlo así. Nos
acompañaba una música super relajante, y realmente sí que es cierto que se crea
una conexión entre las dos personas y acabas fluyendo y moviéndote siguiendo a
la mano como si no te costase el mínimo esfuerzo, como si las dos fueseis solo
una. Esta dinámica primero la realizaba una, que era la que daba indicaciones con
la mano, y luego se intercambiaban los papeles. Es muy curioso estar en ambas
partes y experimentar cómo eres tú la que sigue a la mano de tu compañera y no
te desconcentras y te enfocas en darle atención a ella. Y al revés también es
muy interesante ver cómo la otra persona sigue tu mano y hace exactamente lo
que tú haces.
Siguiendo por
esta línea, la siguiente dinámica se enfocó a hacer lo que podríamos llamar el ‘’espejo’’.
Nos situábamos una persona delante de la otra y todos los movimientos que yo
hiciese, tenían que ser repetidos con exactitud por la persona que tenía
delante. La compañera con la que lo hice y yo acabamos super conectadas y siguiéndonos
la una a la otra. Es muy curioso ver como (sin conocernos apenas) acabamos
conectando de esa forma y fluyendo igual que la anterior, como si fuésemos una.
Y por último, lo
que para mí fue la actividad más interesante y con más trasfondo de toda la
clase, tuvimos que representar una situación de opresión en grupos de varias personas.
Así, mi grupo y yo -y el de casi todxs en realidad- pusimos a una persona en el
centro, y el resto de grupo teníamos o que taparle la boca, o los ojos,
agarrarlo con fuerza para que diese más esa sensación de agobio y de angustia.
Después de representarla delante de todos, cada persona que componía la figura
tenía que hablar de lo que sentía en ese momento metido en ese rol. Por último,
una persona ajena tenía que cambiar la estructura que hubiésemos hecho para
hacerla todo lo contrario a una situación de opresión. Esta parte de la
actividad fue la que más me gustó y más me impactó porque era muy bonito ver cómo
poco a poco la situación de opresión desaparecía y daba lugar a una estructura
de cooperación entre todos, de ayuda mutua…
Como reflexión
general, me gustaría destacar cómo todas estas actividades ayudan a que nos
conozcamos más entre nosotras, que socialicemos más, que dejemos por hora y
media el resto de cosas que nos rodean y nos centremos en este tipo de
dinámicas, que además de enseñarnos como aprendizaje para nuestro futuro
laboral, también podemos aprovecharlas en el presente, en el ahora.
Marta Arana Badia
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