Reflexión día 29 de noviembre
Estas últimas clases de animación sociocultural
se aprovechan para realizar el proyecto que será evaluado en el mes próximo por
el profesor.
En concreto nuestro proyecto trata
sobre las personas de edad avanzada que se sienten solas, que sienten soledad y
que a penas tienen un entorno positivo para paliar la situación.
Para nosotras ha sido fácil reconocer
el problema principal de las personas afectadas en nuestro proyecto, ya que
todas nuestras actuaciones van encaminadas a intentar resolver la soledad de
los/as ancianos/as. A la hora de identificar las causas, nos hemos sentido un
poco desorientadas ya que en algunas ocasiones nos planteábamos causas
demasiado específicas (causas que sólo las sufrirían las personas en
determinados casos), y en el árbol de problemas hay que representar las causas
generales que puedan sufrir todos/as los/as afectados/as. Al final hemos podido
representar correctamente todas las causas y el efecto principal, pensando como
si estuviéramos dentro del proyecto actuando como trabajadoras sociales.
Las personas de edad avanzada se
encuentran en una situación en la que su salud se deteriora. Este problema no
sólo conlleva el deterioro físico, sino que a este se le suma el deterioro
cognitivo y la pérdida, en ocasiones, del vínculo social. Así pues se puede
afirmar también que el aislamiento social en la vejez está relacionado con el
deterioro de las capacidades físicas y mentales. Este mismo puede ser subjetivo
u objetivo. Hablamos de aislamiento social objetivo (soledad objetiva), cuando
es la persona misma la que decide continuar su última etapa de la vida sola, ya
que, para muchos/as es una experiencia positiva. Se hace referencia al
aislamiento social subjetivo (soledad subjetiva) cuando no es la persona misma
la que decide estar sola y es aquí cuando el sentimiento de soledad se
convierte en doloroso y temido.
Según V.Madoz, describe la soledad
como “convencimiento apresumbrado de estar excluido, de no tener acceso a ese
mundo de interacciones, siendo una condición de malestar emocional que surge
cuando una persona se siente incomprendida o rechazada por otros o carece de
compañía para las actividades deseadas, tanto físicas como intelectuales o para
lograr intimidad emocional”.
Debido a la pérdida de vínculos
sociales y al deterioro físico y mental de las personas ancianas, se observa
que es imprescindible fortalecer la comunicación con la familia, vecinos,
amigos, etc. en sus vidas. Se destaca su importancia sobre todo en la vejez ya
que las personas mayores pueden perder a
sus seres más queridos y convertirse en personas más vulnerables a la soledad,
al aislamiento social y a la disponibilidad de un grupo social más reducido.
Son considerados factores negativos
que pueden contribuir al problema: los bajos recursos económicos, la falta de
atención por parte de la familia, la pérdida de vínculos sociales, el deterioro
de las capacidades para participar en la vida social y la movilidad reducida.
Además de considerar los factores que contribuyen al mismo, se destaca aquellos
que finalmente derivan del problema: problemas de corazón y digestivos, baja
autoestima, alcoholismo, ideas suicidas, depresión, neurosis.
De esta manera el problema social es
el deterioro cognitivo, físico y social que experimentan las personas mayores
que se traduce en el sentimiento de soledad y aislamiento que perciben estas.
La mayoría de las personas de edad avanzada, afirma que, ante el aislamiento
social suelen hacer actividades como ver la televisión y salir a pasear. Pero
todas aquellas actividades que conllevan
relacionarse son poco habituales.
Paliar la soledad no es una tarea
exclusiva de la persona ni de la familia, sino de la sociedad en su conjunto.
Por eso es necesario que esta se sensibilice ante el problema, desarrollando
programas terapéuticos de prevención y control de la soledad.